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(Vatican Radio) Pope Francis on Saturday lead a prayer vigil for Divine Mercy, in which he spoke of the many faces of the mercy of God.
The prayer vigil took place on the eve of Divine Mercy Sunday and coincided with the 11th anniversary of Pope St. John Paul II’s death.
Thousands of people gathered in St. Peter’s Square on Saturday in the Octave of Easter for the celebration of a prayer vigil for Divine Mercy.
In remarks prepared for the occasion, Pope Francis reflected on the ‘vast ocean’ that is the mercy of God, saying “so great and infinite is his mercy, to the point that it is greatly challenging to describe it in all its entirety”.
Turning to the testimony of Scripture, Pope Francis noted that the Bible expresses God’s mercy as nearness to His people and in the expression of tenderness, especially in the prophet Hosea.
The Holy Father went on to name the many faces of God’s mercy.
“How many expressions there are of God’s mercy! This mercy comes to us as closeness and tenderness, and because of this, comes also as compassion and solidarity, as consolation and forgiveness. The more we receive, the more we are called to share it with others; it cannot be kept hidden or kept only for ourselves. It is something which burns within our hearts, driving us to love, thus recognizing the face of Jesus Christ, above all in those who are most distant, weak, alone, confused and marginalized.”
The prayer vigil coincided with the 11th anniversary of Pope John Paul II’s death on Divine Mercy Sunday, 2 April 2005.
Pope Francis himself will visit the Shrine of Divine Mercy during the 28th World Youth Day to take place this summer in Krakow, Poland.
Retrieved from English Radio Vaticana http://en.radiovaticana.va/news/2016/04/02/pope_francis_leads_prayer_vigil_for_divine_mercy/1219753 [accessed 03 April, 2016].
Texto de las palabras del Santo Padre Francisco durante la Vigilia de oración por la Divina Misericordia
Compartimos con alegría y agradecimiento este momento de oración que nos introduce en el Domingo de la Misericordia, muy deseado por san Juan Pablo II - hace cinco años, un día como el de hoy, en el 2005 falleció -. Y quería esto para dar cumplimiento a una petición de santa Faustina. Los testimonios que han sido presentados - por los que damos gracias - y las lecturas que hemos escuchado abren espacios de luz y de esperanza para entrar en el gran océano de la misericordia de Dios. ¿Cuántos son los rostros de la misericordia, con los que él viene a nuestro encuentro? Son verdaderamente muchos; es imposible describirlos todos, porque la misericordia de Dios es un crescendo continuo. Dios no se cansa nunca de manifestarla y nosotros no deberíamos acostumbrarnos nunca a recibirla, buscarla y desearla. Es siempre algo nuevo que provoca estupor y maravilla al ver la gran fantasía creadora de Dios, cuando sale a nuestro encuentro con su amor.
Dios se ha revelado, manifestando muchas veces su nombre, y este nombre es “misericordioso” (cf. Ez 34,6). Así como la naturaleza de Dios es grande e infinita, del mismo modo es grande e infinita su misericordia, hasta el punto que parece una tarea difícil poder describirla en todos sus aspectos. Recorriendo las páginas de la Sagrada Escritura, encontramos que la misericordia es sobre todo cercanía de Dios a su pueblo. Una cercanía que se expresa y se manifiesta principalmente como ayuda y protección. Es la cercanía de un padre y de una madre que se refleja en una bella imagen del profeta Oseas, que dice así: «Con lazos humanos los atraje, con vínculos de amor. Fui para ellos como quien alza un niño hasta sus mejillas. Me inclinaba, me inclinaba hacia él para darle de comer» (11,4). El abrazo de un papá y de una mamá con su niño. Es muy expresiva esta imagen: Dios toma a cada uno de nosotros y nos alza hasta sus mejillas. Cuánta ternura contiene y cuánto amor manifiesta. Ternura: palabra casi olvidada y de la que el mundo de hoy - y todos nosotros - tenemos necesidad. He pensado en esta palabra del Profeta cuando he visto el logo del Jubileo. Jesús no sólo lleva sobre sus espaldas a la humanidad, sino que además pega su mejilla a la de Adán, hasta el punto que los dos rostros parecen fundirse en uno.
Nosotros no tenemos un Dios que no sepa comprender y compadecerse de nuestras debilidades (cf. Hb 4, 15). Al contrario, precisamente en virtud de su misericordia, Dios se ha hecho uno de nosotros: «El Hijo de Dios con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, a cada hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Naciendo de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo, en todo semejantes a nosotros, excepto en el pecado» (Gaudium et spes, 22). Por lo tanto, en Jesús no sólo podemos tocar la misericordia del Padre, sino que somos impulsados a convertirnos nosotros mismos en instrumento de la misericordia. Puede ser fácil hablar de misericordia, mientras que es más difícil llegar a ser testigos de esa misericordia en lo concreto. Este es un camino que dura toda la vida y no debe detenerse. Jesús nos dijo que debemos ser “misericordiosos como el Padre” (cf. Lc 6,36). ¡Toda la vida, toda la vida nos compromete a esto!
¡Cuántos rostros, entonces, tiene la misericordia de Dios! Ésta se nos muestra como cercanía y ternura, pero en virtud de ello también como compasión y como participación, como consolación y perdón. Quien más la recibe, más está llamado a ofrecerla, a comunicarla; no se puede tener escondida ni retenida sólo para sí mismo. Es algo que quema el corazón y lo estimula a amar, porque reconoce el rostro de Jesucristo sobre todo en quien está más lejos, débil, solo, confundido y marginado. La misericordia no está detenida, sale a buscar a la oveja perdida, y cuando la encuentra manifiesta una alegría contagiosa. La misericordia sabe mirar a los ojos de cada persona; cada una es preciosa para ella, porque cada una es única. Cuánto dolor sentimos en el corazón cuando escuchamos decir: Pero, esta gente…, estos pobres, echémoslos fuera, dejémoslos que duerman en la calle... ¿Esto es de Jesús?
Queridos hermanos y hermanas, la misericordia nunca puede dejarnos tranquilos. Es el amor de Cristo que nos “inquieta” hasta que no hayamos alcanzado el objetivo; que nos empuja a abrazar y estrechar a nosotros, a involucrar, a quienes tienen necesidad de misericordia para permitir que todos sean reconciliados con el Padre (cf. 2 Co 5,14-20). No debemos tener miedo, es un amor que nos alcanza y envuelve hasta el punto de ir más allá de nosotros mismos, para darnos la posibilidad de reconocer su rostro en los hermanos. Dejémonos guiar dócilmente por este amor y llegaremos a ser misericordiosos como el Padre.
Hemos escuchado el Evangelio, Tomás era un testarudo. No había creído. Y encontró la fe precisamente cuando tocó las llagas del Señor. Una fe que no es capaz de meterse en las llagas del Señor ¡no es fe! Una fe que no es capaz de ser misericordiosa, como son signo de misericordia las llagas del Señor, no es fe: es una idea, ideología. Nuestra fe está encarnada en un Dios que se hizo carne, que se hizo pecado, ¡que ha sido llagado por nosotros! Pero si nosotros queremos creer en serio y tener fe, debemos acercarnos y tocar esa llaga, acariciar esa llaga y también bajar la cabeza y dejar que otros acaricien nuestras llagas.
Y bien, entonces, que sea el Espíritu Santo quien guíe nuestros pasos: Él es el amor, él es la misericordia que se comunica a nuestros corazones. No pongamos obstáculos a su acción vivificante, sino sigámoslo dócilmente por los caminos que nos indica. Permanezcamos con el corazón abierto, para que el Espíritu pueda transformarlo; y así, perdonados, reconciliados, dentro de las llagas del Señor, lleguemos a ser testigos de la alegría que brota del encuentro con el Señor Resucitado, vivo entre nosotros.
Retrieved from Radio Vaticano http://es.radiovaticana.va/news/2016/04/02/papa_francisco_vigilia_divina_misericordia_jubileo/1219877 [accessed 03 April, 2016].
(梵蒂岡電台訊)教宗方濟各4月2日傍晚6點在聖伯多祿廣場主持慈悲主日前夕守夜禮,為遭受迫害的基督徒和貪圖世俗的基督徒祈禱,也為受到侵害和剝削的人、難民和流亡者呼求天主的慈悲。慈悲主日是聖若望保祿二世教宗於2000年欽定的,每年復活期第2主日慶祝,效法傅天娜修女全然信賴天主的慈悲。
教宗方濟各在慈悲主日前夕守夜禮上發表講話,強調天主的慈悲永無窮盡,祂總是不厭其煩地施予慈悲。我們基督徒應做慈悲的見證人,盡力“慈悲如同天父”,決不可把接納、尋求及渴望慈悲當作例行公事。
教宗從《聖經》關於天主慈悲的論述談起,指出慈悲首先是天主臨近祂的子民,幫助並保護他們。歐瑟亞先知描述天主接近祂的子民,有如父親和母親。天主說:“是我用仁慈的繩索,愛情的帶子牽著他們,我對他們有如高舉嬰兒到自己面頰的慈親,俯身餵養他們”(歐十一4)。
教宗解釋道:“這是一幅極富情感的圖像:天主抱起我們每一個人,把我們舉到祂的面頰前。祂的溫柔和愛是多麽大啊!耶穌不僅將人類背在自己肩膀上,還把自己的面頰緊緊地貼在亞當的面頰上,好似兩個面容已融為一個。”
我們的天主不是一個“不能同情我們弱點”的天主(參閲:希四15)。相反地,天主正是因著祂的仁慈而成了我們當中的一員。“天主聖子藉著降生成人,在某種程度上同每個人結合在一起。祂曾以人的雙手工作,以人的理智思想,以人的意志行事,並以人的心腸愛天主愛人。祂生於童貞瑪利亞,實在是我們中的一員。祂在一切事上,除了罪以外,與我們相似”(《論教會在現代世界牧職憲章》,22號)。
教宗表示:“藉著耶穌,我們不僅能親手觸摸天父的慈悲,也受到激勵使自己成為天主慈悲的工具。談論慈悲可能不難,但成為慈悲的具體見證人則需要付出努力。這是我們一生中應走的路,不該有半點停歇。耶穌教導我們該當‘慈悲如同天父’(參閲:路六36)。”
教宗最後總結說:“慈悲絕不會讓我們安於現狀。基督的愛促使我們‘焦慮不安’,以致不達目的不罷休;基督的愛催迫著我們去緊緊地擁抱那些需要慈悲的人,使眾人與天父重歸於好(參閲:格後五14-20)。我們不要畏懼,因為愛在催迫著我們走出自己,在兄弟姐妹的面容上認出基督的面容。讓我們在這愛的柔和引領下,如同天父慈悲為懷。”
梵蒂岡廣播電台,二零一六年四月三日取自:http://zht.radiovaticana.va/news/2016/04/02/%E6%95%99%E5%AE%97%E4%B8%BB%E6%8C%81%E6%85%88%E6%82%B2%E4%B8%BB%E6%97%A5%E5%89%8D%E5%A4%95%E5%AE%88%E5%A4%9C%E7%A5%88%E7%A6%B1%EF%BC%9A%E5%9F%BA%E7%9D%A3%E7%9A%84%E6%84%9B%E5%82%AC%E8%BF%AB%E6%88%91%E5%80%91%E6%85%88%E6%82%B2%E5%A6%82%E5%90%8C%E5%A4%A9%E7%88%B6/1219907
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